EL RESURGIMIENTO DE LA EXTREMA DERECHA
Vosotros no lo recordáis porque sois muy jóvenes pero yo, que ya transito por la frontera entre "viejoven" y "pollavieja", recuerdo que la festividad de La Virgen del Pilar, el 12 de octubre, se llamaba "El día de la raza", de la raza ibérica, que da buenos jamones y excelente embutido. Aquel general bajito, regordete, de bigote fino y voz aflautada que convertido en Caudillo de España por la Gracia de Dios - hay veces que Dios no tiene puta gracia - fue un dictador criminal, genocida dicen algunos, durante casi medio siglo - para vergüenza de varias generaciones de españoles, el hijoputa murió de viejo y en la cama de un hospital -, decidió tamaño despropósito un día que iría hasta las cejas de falangismo. Ahora, en democracia, o eso dicen que es esto que tenemos, el día en que un genovés contratado por la Corona de Castilla desembarcó en la actual isla de San Salvador, cerca de Cuba, se celebra como día de La Hispanidad o de la Patria o de alguna otra chorrada de similar enjundia. Viene a ser, en esencia, todo lo mismo, síntomas de la enfermedad del patriotismo, que alumbra gilipollas como el otoño robellones (níscalos, bolets, en fin, setas comestibles) y en ese aspecto España es un país puntero. Aquí hasta el más tonto, título que está siempre en disputa con muchos pretendientes enfrascados en una dura pugna, tiene su patria y su trapo de colores que adorar como si fuera la sábana santa. Y en el mundo del patriotismo hispánico festivalero triunfan los trastornados de la ultraderecha porque vacía la cavidad craneal del órgano que usamos para pensar, el cerebro, con algo hay que llenar el hueco que queda y por ahí entra muy bien el trapo de colores. Por eso, en todos los pueblos de la monarquia hispánica cuya casa reinante, la Borbón, es gabacha, porque como digo a idiotas no nos gana nadie, hay siempre un tonto y un abanderado, generalmente encarnados por la misma persona. El problema que se nos presenta en estos tiempos de decadencia y degradación que nos toca vivir es que se han vuelto las tornas y ahora resulta que en cada localidad hispánica hay una persona normal, solo una, el resto son tontos abanderados.
El panorama desolador que asola el erial político de las Españas imperiales es el caldo de cultivo - me gusta mucho esta expresión - idóneo para que medren la estupidez y la extrema derecha, que parecen lo mismo y fácilmente os podés confundir pero que si os fijáis bien descubriréis que hay sutiles diferencias. Este medre de la merma no es un endemismo hispánico sino una pandemia global que afecta a todo quisque, incluso a las denominadas "democracias avanzadas" o "democracias nórdicas", esto último siempre me ha sonado a gintónic, de tal manera que como reza el proverbio: "en todas partes cuecen habas". En lo que respecta a las tierras bajo el dominio de Felipe VI, la extrema derecha, xenófoba, racista, ultranacionalista y clasista está representada por VOX pero sus ideas, por llamar de alguna manera a la sarta de imbecilidades que propugna, han influido sobre los partidos de derechas, PP y Ciudadanos, que en su renovado afán por captar el voto de todo descerebrado no han dudado un segundo en adoptarlas. Es decir, que lo peor de la ultraderecha no es que exista, ni siquiera que sus ideas parezcan más bien el delirio de un zumbao, sino lo permeables que son a estos desatinos los partidos de la derecha que aseguran ser demócratas. En realidad, lo que ocurre es que todos ellos compiten por el mismo electorado, tal como ya dejó claro, Pablo Casado, actual Presidente del PP, un partido que fundó Manuel Fraga, ministro de información y turismo durante el franquismo, junto con una caterva de colegas, cuando dijo que: "aspiro a representar a todo lo que hay a la derecha del PSOE", y cuando este muchacho dice "a todo" está diciendo "a todo". Y es más que obvio que dentro de ese "todo" está la ultraderecha, el facherío irredento e incombustible, "los nostálgicos" del franquismo, que dicen los medios de comunicación afectos al régimen, el régimen del 78 quiero decir. A Casado le pasa que está rabioso, enfurecido, por el comportamiento desleal de la muchachada facha a la que su partido, el PP, ha mimado y llevado entre algodones para que sobrellevara con cierta dignidad el duelo por el traspaso del Generalísimo. La ultraderecha vivía de y en el PP tan ricamente, felices y despreocupados, pero ahora la bestia ha despertado con hambre y amenaza con devorar a la madre. Y es que, hay que tener en cuenta que el franquismo no hubiera sobrevivido durante casi medio siglo sin el respaldo de la mayoría de la población, de esos que ve Albert Rivera, Presidente de Ciudadanos, cuando se pone a mirar por ahí.
A mí, el Señor, en su magnificencia y sabiduría, me ha otorgado el valioso don de poder mirar en dos direcciones a la vez y no ver nada. Pero, resulta que cuando veo un facha y una persona normal me resulta indiferente la nacionalidad o el lugar de nacimiento, yo solo veo un facha y una persona normal. Es lenguaje Mariano, ya me entiendes. Ahora veo mucho facha y poca persona normal. Y, oiga, que hay fachas de ultraderecha, ultraizquierda y mediopensionista. Todo lleno de fachas por todas partes; estáis dejando todo hecho un puto asco, hermosos. Si yo tuviera una escoba, cuántas cosas barrería.
A mí, el Señor, en su magnificencia y sabiduría, me ha otorgado el valioso don de poder mirar en dos direcciones a la vez y no ver nada. Pero, resulta que cuando veo un facha y una persona normal me resulta indiferente la nacionalidad o el lugar de nacimiento, yo solo veo un facha y una persona normal. Es lenguaje Mariano, ya me entiendes. Ahora veo mucho facha y poca persona normal. Y, oiga, que hay fachas de ultraderecha, ultraizquierda y mediopensionista. Todo lleno de fachas por todas partes; estáis dejando todo hecho un puto asco, hermosos. Si yo tuviera una escoba, cuántas cosas barrería.

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