EL CARAJAL DE LA LEY TRANS
Plantea Unidas Podemos que una persona pueda, ojo al matiz que es importante, transitar de un género a otro - fíjense que ahora estamos hablando de género, no de sexo - simplemente con manifestar su sentimiento de pertenencia a uno u otro género ¿Qué es el género? se estarán preguntando, y la respuesta es que grosso modo, el género es el conjunto de roles sociales que se espera que asuman las personas en función del sexo. Esto es, el género es un constructo social que espera que las personas se comporten de determinada manera según su sexo o, con mayor concreción, que un hombre se comporte como tal y una mujer se comporte como tal, según los estándares sociales de cada época. En nuestro contexto cultural y en realidad en todos los contextos culturales, el género ha sido la punta de lanza del patriarcado - algunas personas no creen que exista tal cosa porque es una estructura social transversal no un grupo de oscuros conspiradores internacionales, pero la realidad es que está ahí, se quiera ver o no - y gracias a él se ha instaurado, impuesto y consolidado la desigualdad entre los sexos. Hay que decir, y esto creo que va a escocer en el feminismo pero es lo que hay y negarlo no va a servir para combatirlo, que precisamente han sido las mujeres las que en la mayoría de las culturas han transmitido de generación en generación la desigualdad entre los sexos a través de la teoría del género. Dando esto por cierto, resulta más claro entender por qué el feminismo, las feministas y los feministas, está empeñado en erradicar el género, los roles sociales de género y por extensión el patriarcado, no sólo del acervo legislativo sino de todos los ámbitos de nuestra sociedad. El feminismo es un movimiento que lucha por la igualdad entre los sexos, una igualdad en derechos, en oportunidades, en trato y también en deberes y obligaciones que se ha constituido como la mayor revolución en la Historia de la la humanidad. Evidentemente, el patriarcado - insisto en que el patriarcado no es un club exclusivo de oscuros personajes que contubernian en la sombra sino una estructura social - no puede quedarse de brazos cruzados y por eso se defiende como gato panza arriba con todos los medios que tiene a su alcance, unos medios que ha ido acumulando y fortaleciendo durante siglos, o mejor dicho, durante milenios. La contrarrevolución optó en un primer estadío por la violencia y respondió al movimiento feminista con las armas, asesinando a las mujeres que levantaban la voz para reclamar la igualdad con los hombres. Esta estrategia fracasó estrepitosamente porque las mujeres, les guste o no, son el 50% de la población mundial. El siguiente nivel de reacción lo llevó a cabo el patriarcado a través de un método más sofisticado, la creación de un feminismo reaccionario, una teoría política que aunque se llamaba "feminismo" era en realidad "hembrismo", y que postulaba la superioridad del sexo femenino con una serie de delirantes axiomas que copiaban a los del machismo más recalcitrante, simplemente cambiando la palabra "hombre" por la palabra "mujer", pero en el fondo se trataba del mismo perro con un collar diferente; la estrategia consistía en desacreditar al feminismo identificándolo con esta locura. Esto les ha quedado regulinchi. La última propuesta de la reacción machirula es más insidiosa que las anteriores y mucho más peligrosa porque aborda ya sin ambages la erradicación física y estructural del feminismo, su borrado definitivo de la sociedad.
El último intento del patriarcado para acabar con el feminismo consiste en hacer pasar la reacción por revolución, introduciéndose a través de la izquierda cuqui, la izquierda cumbayá, Unidas Podemos, con la propuesta de una llamada "ley trans" que en realidad no se refiere a las personas transexuales sino a las personas transgénero ¿Qué es una persona transgénero? Una persona transgénero es una persona que, por una serie de razones que es ocioso entrar a detallar aquí, se siente integrante de un género distinto al asignado socialmente a su sexo, dicho de otra manera, es una persona cuyo género no está determinado por su sexo. Es decir, que un hombre - o persona de sexo masculino - sin más modificación en su aspecto físico que el maquillaje y el vestido se comporta como una mujer, y viceversa, una mujer - o persona de sexo femenino - sin más cambio anatómico que la apariencia se comporta como un hombre. Una persona transgénero puede ser también una persona transexual pero para este paso es necesario una modificación anatómica radical que incluye el cambio de sexo y la hormonación subsiguiente y necesaria, pero puede seguir siendo transgénero sin ni siquiera modificar su apariencia o su indumentaria. Esto lo explican muy bien los Monty Python en su genial película "La Vida de Brian", que les invito a revisar porque está más de actualidad que nunca. En el borrador de ley que presenta Unidas Podemos como "ley trans" se juega deliberadamente con la confusión entre los conceptos "transgénero" y "transexual" para hacer parecer que son lo mismo y así colar su delirio antifeminista como un avance social. Unidas Podemos propone que una persona pueda cambiar de género con sólo manifestar su voluntad y deseo de hacerlo, sin más requisitos que su santo papo. Todo esto queda muy bonito sobre el papel y se engresca al colectivo transexual, prometiéndole acabar con las trabas legislativas y burocráticas que les impiden ser plenamente personas según sus deseos, pero se topa con la cruda realidad de que esto relativiza el sexo biológico y que si basta con sentirse mujer para serlo resulta absurdo plantear la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres en la medida en que ante una situación de discriminación basta con manifestar sentirse del género - que no del sexo, y esto es lo grave - favorecido para que desaparezca el problema. El feminismo, entonces, no sirve ya para nada y muerto el perro se acabó la rabia.
Entrando en la anécdota para usarla como ejemplo de la teoría, imagínense que ustedes quieren presentarse a una oposición a policía local en una gran ciudad española en cuyas bases de la convocatoria se reserva un porcentaje de las plazas a las mujeres, con requisitos físicos más laxos que los que se exigen a los hombres, para así tratar de reducir la desigualdad entre los sexos. Imagínense que ustedes son hombres, se van al registro civil de su localidad y manifiestan su voluntad de ser considerados mujer para poder acceder a las plazas reservadas a las mujeres en la oposición a la que quieren presentarse. Imaginen que son ustedes un hombre atleta de élite, digamos que en fútbol, pero en su categoría no destacan y son un deportista del montón, pues se van al registro civil de su localidad y manifiestan su voluntad de ser considerados mujer, van y se presentan con el documento que les acredita como mujer en la federación de fútbol y piden que se les asigne plaza en la selección nacional femenina de ese deporte. Esto les parece a ustedes que no puede ocurrir pero fíjense que antes de que esta ley se haya presentado siquiera en Consejo de Ministras y Ministros, ya ha pasado. Busquen, busquen, que lo encontrarán. En definitiva, este borrador de ley "trans" no es una "ley trans" sino un misil lanzado por la reacción patriarcal a la línea de flotación del feminismo porque la revolución feminista asusta ya seriamente al machirulado porque la amenaza a sus privilegios es tan real y tangible como su miedo. Lo verdaderamente inquietante es que este atentado inmisericorde contra el feminismo venga precisamente de la izquierda, de un partido político que se hace llamar Unidas Podemos, en femenino, y de la ministra de igualdad del Gobierno más progresista del actual periodo democrático en España. Muy triste y muy lamentable.

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