LA IZQUIERDA CUMBAYÁ
La izquierda cumbayá es laclausiana o, mejor dicho, los propietarios de la S.L. son laclausianos y a esta secta han arrastrado a toda su organización en una manifestación palmaria del viejo proverbio hispánico que reza: "la maté porque era mía". Ustedes, que son personas leídas, es probable que nunca hayan oído hablar de Ernesto Laclau porque es un cantamañanas, un feriante que vende crecepelo a incautos, que les ha comido la poca cabeza que les quedaba con sus delirantes tesis sobre la performación, la hegemonía y el populismo ¿Se acuerdan ustedes de aquel galimatías ininteligible que publicó en Twitter el inefable Íñigo Errejón sobre la hegemonía? No, pero no pasa nada, yo sí, aquí está: "La hegemonía se mueve en la tensión entre el núcleo irradiador y la seducción de los sectores aliados laterales. Afirmación-apertura". Es sólo un breve destello del intenso fulgor del crecepelo laclausiano que alumbra ahora al matrimonio galapagueño que condenó al ostracismo al propio Errejón, echándolo a cajas destempladas del partido que ayudó a fundar por su herejía en el II y penúltimo congreso de la formación morada. En fin, que merced a Laclau lo que empezó siendo una propuesta política interesante que abría la posibilidad de trascender el tradicional eje explicativo de la política española en la dicotomía izquierda-derecha para pasar a una fresca y novedosa de abajo-arriba, que ponía de relieve a la ciudadanía por encima de las ideologías clásicas, ha terminado convertido en una performance performativa de camino a ninguna parte.
Aquel Podemos que se arrogó la representación del 15M, pese a que el lema "no nos representan" debió de darles alguna pista, y que en esos primeros momentos, allá por 2014, intentó ser asambleario o asambleísta a través de los círculos, se ha convertido en algo más de un lustro en un partido político de corte cesarista, vertical y tan alejado de los círculos que estos carecen de toda función. En definitiva, Podemos ha envejecido mucho y muy rápido, tanto que en este momento es un partido más viejo que los clásicos. El matrimonio Iglesias-Montero es propietario de la empresa Podemos S.L, cosa que ha conseguido usando un método muy caro a la izquierda verdadera, la purga, mediante el que se ha llevado por delante a toda la disidencia. Además, de la mano de Juan Carlos Monedero, el verdadero padre intelectual de la criatura, Podemos ha importado el populismo latinoamericano de raigambre peronista y lo ha mezclado con los delirantes postulados laclausianos para conformar un palimpsesto ideológico en el que han asfixiado a los restos del eurocomunismo, que agonizaba previamente y que quiso ver en el barco podemita la tabla de salvación a la que agarrarse como clavo ardiendo. Tampoco es que vaya a llorar pero me da cosica ver al PCE reducido a tan penosa circunstancia.
El principio de Hanlon dice que: "no es aconsejable atribuir a la mala fé lo que puede explicarse por la estupidez" y como yo soy marxista, pero de Groucho, y me aplico el dogma grouchiano de: "a veces es mejor permanecer callado y parecer idiota que hablar y despejar todas las dudas definitivamente", vamos a dejarlo aquí.

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