ECOSOCIALISMO, EL FUTURO DE LA IZQUIERDA
Pero una cosa es analizar el auge, el estancamiento o la franca decadencia de los partidos ecosocialistas y otra es ver en qué medida los principios ideológicos y políticos del ecosocialismo han impregnado los acervos de otros partidos políticos, tanto de izquierdas como de derechas o por lo menos de centro liberal. Ahí, si queremos ocupar nuestro tiempo en estas tontás, veremos cómo es fácil encontrar una correlación positiva también geográfica entre la absorción por otros partidos de los dogmas ideológicos del ecosocialismo; a medida que vamos hacia el norte del continente vemos cómo la absorción es menor y viceversa. Estudiar la causalidad en esta correlación, porque la correlación existe y es tan evidente como para que un zote como yo la vea, corresponde a los politólogos que para eso han estudiado y para eso les pagamos, pero sacar conclusiones está al alcance de cualquier pelagatos aspirante a cosa devaluada, como un servidor de ustedes. Vamos pues, al lío. Como decíamos los ecosocialistas hace tres décadas, no es que el futuro de la izquierda sea ecosocialista, que también, sino que es el presente. En España, todos los partidos políticos de ámbito nacional salvo VOX incluyen en sus programas electorales (los últimos que tenemos datan de noviembre de 2019) principios ideológicos del ecosocialismo. Han leído bien, todos, incluidos PP y Ciudadanos (este último a lo mejor ya no los incluye más), quedando fuera de la ecuación el partido de ultraderecha VOX, que no los incluye pero sí se refiere a ellos para combatirlos con sus delirantes tesis sobre ecología, cambio climático e igualdad entre las personas. Idéntica tendencia podemos encontrar, con las peculiaridades de la idiosincrasia de cada país, en todos los países de Europa, insisto aquí que esta evidencia es más palmaria en los países del sur que en los del norte, pero existe en ambas realidades geográficas. Llegados a este punto deberíamos diferenciar dos realidades no siempre interrelacionadas: una cosa es que se haga referencia, de manera más o menos explícita y de manera más o menos simpática (entendiendo “simpatía” como influencia mutua – 5º acepción de la RAE – ); y otra, muy distinta, es que se compartan o se hayan incorporado estos principios a los propios de cada organización. Es decir, hay partidos, no daré nombres pero seguro que los ponen ustedes, que dicen una cosa en su programa electoral y luego de metido nada de lo prometido. En todo caso, ahí están, negro sobre blanco, los principios ideológicos y políticos del ecosocialismo hasta en los partidos que no son ni siquiera de izquierdas. Es cierto que el caso de Equo plantea un problema añadido, la supuesta o por lo menos pretendida transversalidad ideológica - algunos de sus dirigentes han pasado a partidos de centro o centro-derecha y otros a partidos de izquierdas o centro-izquierda - pero en esencia parece indistinguible en sus planteamientos políticos de cualquier otro partido que pudiéramos incluir en la corriente ecosocialista. Claro que una cosa es decir que se es determinada cosa y otra cómo lo percibe el electorado, que dice mi amigo Bernardo.
Así las cosas, los ecosocialistas – o “pijoprogres” – estamos creciditos porque hemos descubierto que nuestra “ideología”, si se puede llamar así, no sólo es el presente y el innegable futuro de la izquierda, y no sólo en España, sino que también lo es para el conjunto de la política. A esto ha contribuido notablemente la evidencia antropogénica en el cambio climático actual, para disgusto del primo de M. Rajoy que defendía que no existía tal cosa, y también la realidad de que existe un mercado y muy lucrativo para un cada vez más importante sector de la sociedad que ve en lo “ecofriendly” un motivo de consumo. Es el mercado, amigo, que diría el filósofo. Sea como fuere el éxito ideológico no tiene correspondencia con el político, es más, cada día parece más claro que uno va en detrimento del otro ya que a medida que los partidos políticos de todo el espectro ideológico van incorporando las ideas ecosocialistas en su acervo político, los partidos que se autodefinen ecosocialistas van desapareciendo, en su mayoría absorbidos por partidos de izquierdas socialistas (socialdemócratas o eurocomunistas) o conservando sus siglas en coaliciones electorales o partidos políticos coaligados con carácter más estable que un proceso electoral, como ICpV en Compromís, por ejemplo.

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