¿EL PSOE ES DE IZQUIERDAS O DE DERECHAS?
La socialdemocracia arrastra una larga crisis conceptual,
una crisis sistémica y estructural, de carácter autodestructivo, cuyo síntoma
más evidente es la labilidad ideológica de los partidos políticos que se
atribuyen su representación en las democracias occidentales. De hecho en muchas
ocasiones los partidos políticos socialdemócratas son prácticamente
indistinguibles cuando están en el Gobierno de los partidos liberales o de
centro-derecha, pese a que en la oposición nadie duda de que se ubican a la
izquierda del espectro político. Aunque es conveniente distinguir entre la
crisis de la socialdemocracia en tanto que ideología o si me apuran doctrina
política y la crisis de los partidos socialdemócratas, o que se autodenominan
así, porque podemos confundir la parte por el todo y embarrarnos en un pifostio
de padre y muy señor mío. Por ejemplo, en Italia el PSI ha desaparecido pero el
PD asume los postulados ideológicos de la socialdemocracia europea de posguerra
sin solución de continuidad; lo mismo ha ocurrido en Grecia, donde el PASOK ha
pasado a mejor vida pero en realidad ha sido sustituido por KINAL, que se
definen socialdemócratas. Eso sí, como dice mi amigo Bernardo: “lo realmente
importante no es cómo se define un partido político sino cómo es percibido por
el electorado”. En definitiva, que la socialdemocracia, en crisis o no, sigue
estando presente, con más o menos éxito, en todas las democracias occidentales.
Para el caso español, el partido político que tradicionalmente se ha
considerado abanderado de la socialdemocracia ha sido el PSOE, al menos desde
el famoso XXVIII Congreso de mayo de 1979 – bueno, en realidad fue en
el Congreso Extraordinario de septiembre pero creo que no variaron la
numeración –, porque antes era un partido que se autodenominaba “marxista” y no
de Groucho sino de Karl. Pues al PSOE le pasa lo mismo que al resto de los
partidos socialdemócratas europeos, que llevamos décadas debatiendo sobre su
ubicación en el continuo ideológico, izquierda-derecha, con dos posturas
radicalmente enfrentadas, una que lo sitúa a la derecha y otra que lo hace a la
izquierda, aunque en general el electorado lo ubica en el centro-izquierda y se
le atribuye una ideología que podríamos denominar liberalismo progresista o
social-liberalismo.
La socialdemocracia, responsable de que en Europa se haya implantado un modelo político y social conocido como "el Estado del Bienestar" o "Welfare State", que se impone en el acervo ideológico de la socialdemocracia en el periodo de entreguerras y que se consolida tras la II Guerra Mundial, tiene en su haber la educación pública, la sanidad pública universal, la Seguridad Social (vale, esto lo inventó Franco, que sí, que sí, enga), las pensiones de jubilación y las prestaciones de desempleo entre otros muchos logros que han mejorado nuestras sociedades sin renunciar a la libertad ni al modo de producción capitalista de libre mercado. De hecho los famosos tres pilares del Estado del Bienestar que define Gøsta Esping-Andersen en su ya famosa obra "The three worlds of Welfare Capitalism" (1990) son, por este orden: Estado, Mercado y Familia. Esto es así en la medida que, grosso modo, el modelo del Estado del Bienestar (o modelos de Estados del Bienestar) se construye como alternativa al modo comunista de producción a medio camino del modelo capitalista de libre mercado. En fin, este tostón era necesario para darle contexto al debate, no desesperen todavía. El problema de la socialdemocracia europea es que no ha sabido, no ha podido o no ha querido adaptarse al paso del tiempo y en consecuencia no ha articulado una respuesta sólida, eficaz y eficiente para los problemas que ha ido presentando el modelo que apadrina. Los partidos socialdemócratas han pasado a la defensiva, tratando de perder el menor terreno posible, ha puesto pie en pared, batiéndose en retirada y sin plantear en ningún momento superar o desbordar los límites del Estado del Bienestar. Esta inanidad política de los partidos socialdemócratas ha tenido un doble efecto: por una parte, ha consolidado la idea de que la socialdemocracia es una ideología obsoleta, casi un anacronismo, secuestrada y paralizada por su pasado e incapaz de crear un futuro o siquiera de plantear un horizonte a largo o medio plazo; y en segundo lugar ha abierto la puerta a que otras fuerzas políticas hayan recogido el testigo y agrupando fuerzas a la izquierda de los partidos socialdemócratas con los restos del eurocomunismo, o en España con los movimientos nacionalistas de izquierdas, se hayan apropiado de gran parte del impulso y las ideas de la socialdemocracia complementadas y/o matizadas por el ecologismo, el feminismo, la defensa del colectivo LGTBI, el pacifismo, entre otras ideas más o menos recientes y percibidas como más modernas, desplazándola o empujándola a la derecha. Paralelamente, y por el otro lado del continuo ideológico, la derecha política, más o menos liberal y más o menos conservadora, ha ido metiendo cuñas por entre las grietas del modelo y se ha dedicado a demoler lenta pero inexorablemente los cimientos del Estado del Bienestar, amenazando en este momento su estabilidad presente y su continuidad futura. Y como reza el refrán: "a río revuelto, ganancia de pescadores", por ende los zarzales asoma su feo hocico la extrema derecha y el neofascismo. Esto no es culpa directa de la socialdemocracia pero son fenómenos concomitantes que por lo menos correlacionan positivamente con la dejación de funciones de los partidos socialdemócratas.
El PSOE, en definitiva y pese al significado de sus siglas, es un partido más liberal que socialista y más progresista que conservador, entendiendo el "progresismo" como un corpus teórico transversal o por lo menos polisémico. Situar al PSOE en la derecha o la izquierda depende de varios factores, entre los que debemos considerar los dos siguientes como más importantes: uno, la posición del observador, de manera que cuanto más a la izquierda esté éste más a la derecha lo percibirá y sensu contrario, cuanto más a la derecha esté el observador más a la izquierda situará al PSOE; y dos, la situación del PSOE respecto al Gobierno ya que en él parecerá más de derechas porque tenderá a legitimar el statu quo para mantenerlo y en la oposición más de izquierdas porque tenderá a reivindicar los intereses de las clases populares para llegar al Gobierno. Pero, en mi opinión, definitivamente, el PSOE es un partido de masas situado, y así lo sitúa su electorado, en el centro del continuo izquierda-derecha. Dicho de otra manera, el PSOE es progresista en lo social (aborto, eutanasia, feminismo, matrimonio igualitario, dependencia, IMV, etc.) y liberal en lo económico (alquileres, reforma laboral, liberalización de recursos públicos, monarquía, iglesia católica, etc.) por lo que situarlo a la derecha o a la izquierda de manera inequívoca es inadecuado, improcedente y poco atinado, al margen de opiniones personales más o menos sustentadas en prejuicios o posiciones identitarias.

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