EL OTRO 25 DE ABRIL

Hoy los politicuchos alicortos de todo pelaje (largo, corto, con moño) y condición (gilipollas, gilipollas y más gilipollas) que elegís (elegimos) para que nos (des) gobiernen se han apresurado a felicitar "al pueblo" (sic) portugués y al italiano - y no han felicitado al pueblo de Hollywood, Al Pacino cumple años hoy, porque no han caído - por los innegables cambios a mejor que operaron en 1974 y 1945 respectivamente. Y no es que me parezca mal, todo lo contrario, me parece estupendo que se les pueda felicitar en esta fecha por el nada despreciable motivo de darle una patada en el culo al fascismo, pero como decían en el pueblo: "el santo cuanto más lejano más milagroso". De la M40 para adentro están más pendientes de lo que pasó en Kuala Lumpur que de lo que hemos dejado los pueblos peninsulares en los libros de Historia, que a lo mejor ese es el problema, un problema doble: los libros y la Historia. En fin, ya es conocido aquí, en provincias, en el alegre Levante Español, la playa de Madrid que dicen en Ciudadanos, que "quan el mal ve d'Almansa per a tots alcança" y que de "los mandriles" - perdón - sólo podemos esperar turistas. Pues resulta que el 25 de abril de 1707 las tropas borbónicas del nefasto Borbón Felipe V, el que mandó quemar Xàtiva, con inquillinos dentro, y condenar la tierra quemada para que ningún cristiano pudiera asentar allí sus reales, derrotó a las tropas austracistas del aspirante al trono, el archiduque Carlos de Austria. Y ahí es donde empezó a desmoronarse lo poco que quedaba de la Corona de Aragón, del modelo de "estado" "descentralizado" que había definido a los territorios de la monarquía aragonesa y que el austria - mongol también - se había comprometido a preservar, lógicamente a su manera, de ahí la vigencia de la expresión valenciana: "De ponent, ni vent ni gent".

El 25 de abril de 1707 abrió la puerta de par en par al centralismo absolutista borbónico que en ese momento encabezaba un degenerado Felipe, intitulado Felipe V por la gracia de Dios, que volvió a aparecer recientemente a la espalda del actual Felipe VI mientras en su primer discursito navideño hablaba de democracia y del imperio de la ley sin partirse la caja. En 1716 los Decretos de Nueva Planta imponían "por justo derecho de conquista" a Castilla sobre Aragón y derogaban todas las instituciones, normas y legislación de la Corona de Aragón para uniformizar los dominios de la Casa de Borbon en la Península Ibérica bajo el yugo del rey. Y en Madrid tan contentos, claro, porque adivinaban que más adelante una autopista iba a llamarse "Autovía de Levante" y conducía a los mandriles - perdón - del centro a la periferia, a ver sus provincias y mezclarse con los indígenas atrasados, llevándoles cuentas de colores, espejos y ron para tenerlos entretenidos a fin de que no los asaetearan por mearse en el Mediterráneo. Y claro, como los politicuchos que adoráis (adoramos) se han afincado en Madrid, y como ya se sabe que "allí donde fueres haz lo que vieres" pues se les va olvidando que los ciudadanos, el cuerpo electoral, los ha elegido por sus respectivas provincias, para que las represente en la Villa y Corte donde vive el Borbón, que es el CEO de la empresa. Las provincias para los políticos madrileños, o por lo menos "madrileñizados", son territorio ignoto, un exotismo medieval, como Sotosalbos para el senador Maroto más o menos. Por eso están más pendientes de que en tal fecha de tal año allá por las Islas Feroe tal personaje hizo tal hazaña que el hecho de que en las selvas provinciales, habitadas por simios antropomorfos que emiten sonidos guturales para comunicarse entre ellos, pasara cualquien memá intrascendente. Y aquí estamos ahora, recordando como los vecinos los portugueses, las portuguesas y les portugueses celebran que salieron a las calles con claveles para metérselos por el ojal al dictador fascista y a sus esbirros o que en la Italia rota por la II GM los partisanos iban a pecho descubierto liberando del fascismo ciudades y pueblos, eso sí con la inestimable ayuda de los ejércitos aliados. Es cierto que en España, los madrileños y los simios antropomorfos de provincias, mantuvimos en el poder al dictador bajito y de voz aflautada hasta que estiró la patita de viejo y en su cama, que es de vergüenza propia y ajena, por lo que ya  nos viene bien recordar que otros, y muy cerca, hicieron lo que nosotros, nosotras y nosotres no pudimos porque estábamos ocupados, ocupadas y ocupades en imbecilidades, como ahora. Pero, lo que está hecho no se puede cambiar, pese a que no faltan adalides del revisonismo despatarrante que pretenden cambiar el pasado reescribiendo la Historia pero no cuela, nunca ha colado, porque todo arde si le aplicas la EPRE adecuada (chistaco de historiadores melómanos)

Hoy es 25 de abril y en la Comunitat Valenciana (en el futuro País Valencià) celebramos, es un decir, una fecha infausta que nos trajo a los Borbones, la monarquía absolutista, el autoritarismo centralista y la abolición de los Fueros (Els Furs) que regían estas tierras desde el siglo XIII. Es injusto identificar la ciudad albaceteña de Almansa con el origen del mal borbónico pero por suerte o por desgracia fue allí donde las armas de Borbones y Austrias se batieron, y de allí sallieron las columnas centralistas a quemarnos nuestros predios y a derruir nuestras instituciones de autogobierno. El mal nos vino de Almansa, no por ser Almansa sino por haberse elegido como teatro del drama primero bélico y luego social, que agostó nuestros graneros y nos cerró la puerta a un futuro que no sé si hubiera sido mejor pero sí por lo menos distinto, no sólo a los valiencianos, las valencianas y les valencianes sino a todos los habitantes de los reinos de la Corona de Aragón y también por extensión a los de lo que hoy son las Comunidades Autónomas de España. Al menos sirva este humilde blog para recordar que la Comunitat Valenciana, como Teruel, también existe.

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