ENTREVISTAR A MIGUEL BOSÉ

La mayor parte de los periodistas (las periodistas y les periodistes), por no decir todos (todas y todes), habría dado con gusto sus gónadas, internas y externas, por haber conseguido entrevistar a Miguel Bosé, el famoso cantante, modelo y actriz (mocatriz) pero como el que lo ha conseguido es Jordi Évole y la envidia es el verdadero deporte nacional, le están lloviendo los palos al catalán y se ha montado un buen follón (risas). Es verdad que lo mismo pasó cuando Évole entrevistó a Maduro o cuando entrevistó al excomisario Villarejo, por poner algunos ejemplos, pero en el caso de Miguel Bosé, además de por el personaje también se ha montado lío por el contenido de la entrevista. Hay que tener claro, y quien no lo tenga mejor que se lo haga mirar no sea caso, que si Miguel Bosé ha concedido la entrevista a Évole es para darse publicidad digamos gratuita, y si el periodista la ha concertado es para engordar su cuenta de resultados y todos (todas y todes) tan felices. Al otro lado de la pantalla estamos los espectadores, que asistimos al espectáculo, unos por el morbo de ver cómo de desnortado está el cantante, otros por disfrutar de lo incisivo que es el periodista en sus entrevistas y unos pocos por ver si acaban el domingo bien cabreados antes de irse a dormir, que hay gente para todo. También hay un sector de la población que ve la entrevista a fin de poder criticarla luego muy fuerte, alegando que el periodista en cuestión da voz a personajes infectos que pueden corromper nuestras cándidas almas con su ponzoña conspiracionista, negacionista y otros "istas" igualmente perniciosos. Y luego, al margen de esta movida, están quienes prefieren dedicar la tarde del domingo a actividades más productivas como, por ejemplo: freír un huevo, que no gastarla en escuchar las sandeces que tiene que decir Miguel Bosé. Todas las opciones son buenas y todo debate es productivo, incluso cuando se trata de famosos desnortados, pero aquí un servidor de ustedes, que siempre se va por las ramas, esta vez tampoco les va a defraudar. 

Nada tengo que decir de las opiniones de Miguel Bosé sobre la pandemia, o plandemia, o el chis con el que las fuerzas del mal quieren controlarnos, ni si Bill Gates y el Foro de Davos están detrás de esta "huge" movida, allá cada quién con sus opiniones; las opiniones son como los culos, cada uno tiene la suya y todo culo hay que respetarlo. Yo voy a lo mollar, a lo que a mí me interesa, la desafección política que Miguel Bosé explicó con deliciosa claridad en medio de un torrente de imbecilidades, por lo que pasó casi desapercibida salvo para mí, que no estoy bien. Évole le recordó en un momento de desconcierto, aprovechando una referencia del cantante al actual Presidente del Gobierno, que Bosé estuvo muy implicado con el PSOE, sobre todo con Felipe González y con José Luís Rodríguez Zapatero, formando en este último caso parte del famoso "clan de la ceja". Y Miguel Bosé dijo, en varias ocasiones, que no se arrepentía de su apoyo al PSOE pero que de haber sabido en ese momento lo que sabía hoy - que no dijo lo que sabía porque a continuación se enredaron con las tontás de la pandemia y tal, Pascual - no lo hubiera hecho. Además, añadió el cantante, que aunque siempre va a votar, cosa que es de agradecer que lo diga, la última vez votó en blanco porque considera que ningún partido político representa sus intereses. Que dirán ustedes, y con toda la razón, que Miguel Bosé no está "acabao", vale pero no me negarán que esta desafección política les es ajena porque no me lo creo, seguro que están en contacto con ella a diario. Es más, seguro que alguna vez han caído en sus redes, yo sí, lo confieso. Y en breve van a ver que la desafección va por barrios, no es general, porque en la derecha, o las derechas, tiene un impacto menor que en las izquierdas, donde me da la impresión de que ha acabado por ser un endemismo. Es evidente que la desafección en la izquierda con los partidos políticos que representan este lado del continuo ideológico está relacionada, o por lo menos correlacionada, con el sentimiento, la sensación o la certeza, de que "Emosido Engañado". Esto es lo que deja entrever Miguel Bosé en un momento de la entrevista en que parece, y que conste que digo "parece", lúcido y centrado. Claro que en las prietas filas de la derecha hispánica estas cosas no pasan, bien porque su electorado, impasible el ademán, como dijo una vez M. Ángel Revilla, votaría a una vaca pinta si la presentaran como candidata; o bien porque ya han asumido que sus representantes políticos les toman el pelo, o creen que lo hacen, pero que calculando la ratio "riesgo/beneficio" - como con las vacunas - les sale a cobrar. En la izquierda somos más susceptibles, tenemos la piel más fina, y no nos gusta que nuestros representantes nos tomen por el pito del sereno - expresión vintage que dice más de quien la escribe que a quien se dirige - por lo que es lógico y esperable que seamos más críticos con quienes pretenden vendernos una burra vieja como yegua de carreras.

Entrevistar a Miguel Bosé sirve para muchas cosas, bien para enfadar al personal por darle voz al personaje o bien para que frikis como yo buceen entre el fango para encontrar algunas cosas interesantes. En el caso de la desafección política resulta interesante, al menos para mí, que entre tanta farfolla el famoso cantante explicara con sorprendente lucidez en qué consiste este fenómeno y por qué es más común en la izquierda. Apenas una frase suelta en un mar de incongruencias sirve para alumbrar una explicación plausible para explicar la razón por la que a veces las derechas arrasan en las elecciones y no tiene que ver con el mítico obrero de derechas sino con el obrero abstencionista, que no va a votar porque se siente estafado y sólo los tuyos pueden estafarte, recuérdenlo, lo repetiré, un votante sólo se siente defraudado por quienes ha votado. Y ahora recuerdo que Jordi Évole también ha entrevistado a Mariano Rajoy, el autor de la frase lapidaria que reza: "son los vecinos los que eligen al alcalde y es el alcalde el que quiere que sean los vecinos el alcalde"; esto también deberían recordarlo algunos, algunas y algunes.  

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