IN MIGUEL BOSÉ WE TRUST

Mucha gente, "marisabidillos", se reía con las meadas fuera de tiesto del "cantante" panameño sobre el coronavirus y la pandemia que causa todavía, alegando que "el bicho", por el coronavirus, no existe y que la pandemia es una "plandemia" orquestada por una mano negra que gobierna el mundo desde las sombras, por supuesto acariciando un gato. Os creíais, pardillos míos, que todo este delirante discurso obedecía a algún trastorno mental producido por el abuso de sustancias ilegales pero no, hoy en EL PAÍS el Reino Unido, ese pozo sin fondo de estupidez, nos ilustra la teoría miguelboseliana con un ejemplo paradigmático: tras el "freedom day", que traducido viene a ser: "¡Hala! ¡A cascala!", la llamada "comunidad científica" esperaba para estas fechas el advenimiento del Armagedón, el fin del mundo tal y como lo conocemos se iniciaba hoy en Londres, pero no, justo al revés, los contagios han descendido un 37% ¡Pero esto qué es! ¡PERO ESTO QUÉ ES! - exclaman en el CDC de Atlanta, que es el más famoso -. O estamos ante una rotura del continuo espaciotemporal, o es un fallo en la Matrix, o Miguel Bosé tenía razón. Sea como fuere, la "comunidad científica" está atónita porque "el bicho", por alguna razón que se les escapa por ahora, ha decidido no infectar a los ingleses o si lo ha hecho ha sido insidiosamente, sin dar la cara. Tal vez, el coronarvirus Sars-Cov2 es conocedor de la natural tendencia de los británicos a saltar por los balcones en cuanto llega el verano y ha considerado que mejor se va a matar a otros lares, váyase usted a saber porque la "comunidad científica" asegura que "el bicho" no está vivo ni muerto y que en todo caso no toma decisiones motu proprio sino que a instancia de parte se deja llevar. En estas estamos, amigos, mientras en el "mundo civilizado", que exporta su civilización a cañonazos pero esta es otra historia, se ha iniciado una caza de brujas al "old style" contra la secta de "los negacionistas", o sea se, los adoradores de Miguel Bosé, que a ver si resulta que tenían razón y somos todos gilipollas.

La OMS estalló de ira contra el gobierno británico y su inefable Prime Minister, Boris Johnson, cuando no dio marcha atrás con su trastornada idea del "freedom day" previsto para el 19 de julio, día del año del Señor 2021, pese a que toda evidencia científica apuntaba que esto más que una patochada era un delito criminal de lesa humanidad. Lo lógico es que si en plena ola pandémica se eliminan todas las restricciones, han oído bien, lo repito: todas las restricciones, el virus campando a sus anchas provoque no sólo un repunte bestial de los contagios sino que desate una purga de dimensiones siderales. De hecho, al menos hasta el momento, las diferentes embestidas del coronavirus se han contenido a base de endurecer restricciones, mecanismo que ha demostrado sobradamente su eficacia en España pese a lo que diga el Tribunal Constitucional o el Sursum Corda. Entonces, qué ha pasado ahora en Inglaterra, por qué no sólo no crecen los contagios sino que en cifras absolutas descienden, además de manera rápida y continuada. El Reino Unido, igual que España, tiene vacunada con la pauta completa al  55% de su población y tal vez ahí esté la clave, en las vacunas, que protegen más de lo que dicen los laboratorios que las han creado - fundamentalmente porque su interés es seguir vendiendo vacunas y no tanto que se cure la gente porque si se inmuniza a la peña ellos pierden su negocio -, cosa que ya se intuía. Hubiéramos ganado tiempo y dinero - nosotros, los gobiernos, los Estados y los países, pero no las farmacéuticas - si en vez de estar espaciando las dosis de las vacunas hubiéramos administrado una única dosis a todo el mundo y hoy la práctica totalidad de la población estaría ya vacunada y viviríamos todos en un "freedom day" global. La cuestión, que no van a desvelar los científicos porque su nómina peligraría, es que "Emosido Engañado" por las farmacéuticas. No podíamos esperar otra cosa si dejamos que el mercado provea las vacunas, si abandonamos la investigación pública y lo fiamos todo a la codicia de los laboratorios privados. Como diría el gurú planetario de la economía postindustrial: "es el mercado, amigo". Efectivamente, las farmacéuticas son empresas privadas, no ONG's, y su objetivo no es salvar a la humanidad de los coronavirus respiratorios sino maximizar beneficios, y ya pueden venir quienes quieran a decirme que si la labor social, que si patatín, que si patatán ¡Los cojones de Monrán! Que no hacía falta poner dos dosis de ninguna vacuna es algo que ya intuíamos muchos desde hace tiempo y que no iban a tardar en avisar de que sería preciso una tercera y una cuarta dosis de sus vacunas tampoco es algo que nos pueda sorprender a estas alturas. Que liberalizar las patentes de las vacunas es una estupidez propia de mentes inmaduras tampoco puede sorprender a nadie en este momento, sobre todo porque una cosa es liberalizar la patente y otra tener los conocimientos y los recursos técnicos para producir las vacunas, pero eso ya lo saben los zorros que habéis puesto al frente del gallinero. Que invertir en investigación pública, en lo que los esnob denominan "I+D+I", es la llave que abre la puerta del futuro, tampoco es un arcano indescifrable pero sí una amenaza para el dios Mercado, ese que adoran todos los políticos, incluidos los que residen en Galapagar.

El "enigma británico" no es ningún enigma sino la constatación de la realidad en que vivimos, sometida al capricho del capitalismo especulativo global, que es el verdadero "gobierno en la sombra" y no un malvado de cómic que acaricia un gato en un oscuro cubil. Las vacunas, pese a lo que digan los iluminados seguidores de rocambolescas teorías conspiranoicas, son la clave de bóveda de la solución, y no sólo para el maldito coronavirus sino para todas las enfermedades contagiosas, pero esa llave no podemos dejársela al mercado capitalista hemos de recuperarla, como el mito de Prometeo, para devolvernos el fuego de la soberanía de la salud que nos robaron los dioses del capitalismo. Las vacunas deben estar controladas por las democracias y no por los mercados porque de lo contrario nos pasará lo que hemos descubierto hoy con el "enigma británico", que "Emosido Engañado", por primos, por idiotas, por tarugos. Espero que no vuelva a pasar, por nuestro bien.

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