PEDRO SÁNCHEZ I
La primera jugada de Pedro Sánchez ha sido el gambito de dama, la defenestración de la Vicepresidenta Primera, Carmen Calvo, una "sanchista" de póster, que como prueba de entrega al amado líder ha tenido que tragarse a contrapié el engendro antifeminista de la mal llamada "ley trans", obviando en el nombre que se refiere a las personas transgénero y no a las transexuales. De poco le ha servido tanta bovina sumisión y se ha ido sin pena ni gloria, sin ni siquiera una palmada en la espalda, a la puta calle como un futbolista estrella del Madrid. A continuación le ha tocado poner el cuello bajo la cuchilla a Iván Redondo, el sacrificio ritual del gurú monclovita y el encumbramiento de Óscar López, que como Sánchez fue purgado en 2016 en el akelarre socialista de octubre, debe de estar en algún capítulo del Manual de Resistencia (Planeta, 2019) y si no lo estará en la segunda parte del bestseller. A Iván Redondo se le deben atribuir los grandes éxitos políticos y electorales de Pedro Sánchez, incluidas las tres elecciones generales ganadas, la moción de censura a Rajoy y la destrucción por fascículos de Pablo Iglesias por sobredosis de "dolce far niente"; pero también los grandes fracasos, sobre todo la pifia de la moción de censura en Murcia y la consiguiente destroza en el PSOE de Madrid, entre otras. Pues también se ha ido por la puerta de servicio y con la marca del zapato de Pedro Sánchez en sus posaderas. Que Calviño sustituya a Carmen Calvo en la Vicepresidencia Primera es un aviso a Podemos, sobre todo en lo que se refiere a la política económica y su vinculación a la pertenencia de España a la UE. Y la última jugada, tal vez maestra, el tiempo lo dirá, ha sido poner a fuego lento a Yolanda Díaz y los suyos, sobre todo al superviviente del pacto de los botellines, que además le ha ahorrado esfuerzos y se ha metido él mismo en la olla para cocerse al chup-chup. El caso es que Díaz, que será comunista pero no idiota, se ha dado cuenta pero no puede evitarlo, no puede hacer nada, y arde en combustión interna camino a la irrelevancia política y el bufete de abogados. He dejado a Iceta para el final porque es paradigmático del fino cinismo psicótico del Presidente del Gobierno. A Miquel le prometió cocinarlo en la plancha vuelta y vuelta, crujiente por fuera y jugoso por dentro, a cambio de darle cristiana sepultura con dignidad a Salvador Illa. Pero no sea que el catalán le pueda hacer sombra en el futuro, ha pensado que lo mejor es quemarlo ahora y por eso le ha hecho joderle le vida a los interinos y luego le ha nombrado ministro de cultura y deportes ¡De cultura y deportes! Hay que ser higo de fruta.
Quienes pensábamos en octubre de 2016 que Pedro Sánchez estaba acabado nos equivocamos; Pablo Iglesias pensó que estando en el Gobierno se iba a merendar a Pedro Sánchez y al PSOE y también se equivocó; Calvo, Ábalos y Redondo pensaron que lamerle el culo hasta bruñirlo servía como un salvoconducto a la gloria y los ha dejado tirados como condones usados. Al final, contra todo pronóstico, la única que ha logrado amortiguar su inevitable caída ha sido Susana Díaz, que ha conseguido lápida en el Senado. Es relevante que precisamente en octubre de 2021, cinco años después de que la senadora Susana Díaz tuviera su cabeza en bandeja de plata, Pedro Sánchez vaya a hacerse con las riendas del PSOE y que inicie su reinado con la convocatoria de elecciones generales anticipadas para quitarse el lastre de Unidas Podemos. Parecía tonto, el gachó, cuando lo cambiamos por un botijo roto.

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