YOLANDA DÍAZ, LA ESPERANZA BLANCA DE LA IZQUIERDA ROJA

Espero no ofender demasiado los sentimientos de pertenencia a una comunidad nacional si digo que Galicia ha legado a la política hispánica grandes representantes de la intelectualidad en todos los campos del saber (ciencia, medicina, literatura, etcétera), pero también políticos taimados y hasta algún dictador bajito de voz aflautada y bigote fino. La última aportación de la tierra del Finis Terrae a la política española tiene nombre de mujer, Yolanda Díaz, y es la esperanza blanca de una izquierda roja que navega aguas procelosas tras la nunca suficientemente llorada ausencia del Amado Líder. En realidad, la izquierda española siempre ha navegado en mar gruesa sobre todo cuando ha habido que cubrir la vacante del Secretario General o del General Secretario, según las épocas. Hay que tener en cuenta, para contextualizar - o como diría la chupipandi complutense: "para performar" - una serie de realidades, por supuesto muy performativas: una, que Yolanda Díaz no es militante de Podemos, ni siquiera de IU, sólo del PCE; que fue elegida por el dedo taumatúrgico del líder otrora coletudo, al old style de los tiempos soviéticos, tan caros a cierta parte de la izquierda; que en el PCE y también en IU todavía algunos rencorosos recuerdan con nitidez aquellas palabras de Pablo Iglesias Turrión en las que calificó de "pitufos gruñones que no quieren ganar elecciones" a los líderes de ambas organizaciones, si es que se pueden diferenciar; que Yolanda Díaz es heredera del pactismo que dentro del comunismo ortodoxo dio lugar, parió, la tercera vía, el eurocomunismo (no sé si recuerdan ustedes a don Santiago Carrillo); y que, sólo hay que echar un vistazo a las últimas encuestas del CIS, Yolanda Díaz empieza a ser una política que concita la adhesión, siquiera sea sólo ante el encuestador, de gran parte de la población ubicada ideológicamente en ese "centro político" que bascula según las elecciones entre el centro-derecha y el centro-izquierda. Y, ojo-cuidao, que es ahí donde en España se ganan las elecciones, poca broma.

Al margen de que hayan saltado las alarmas en Ferraz y el PSOE, que es un partido con más de 140 años de historia - y no se llega a esa cifra dando abracitos sino midiendo el lomo con una vara de avellano a los adversarios -, tiene las orejas tiesas y ya no pasa ni media, el enemigo más temible de Yolanda Díaz está en casa. Ha tenido la gallega la osadía de proponer una plataforma - un clásico - que trascienda de las siglas y prescinda de los egos - el padre de Yolanda Díaz, un hombre bregado en la lucha sindical, ya le ha advertido de que no es posible aparcar los egos porque a ver con quién se cree ella que se las va a tener tiesas; con egos como transatlánticos - para ganar el centro del tablero y por ende las elecciones, invocando otra vez aquella cantinela del sorpasso. Esto es poco menos que mentar al diablo en la catedral de Toledo, una herejía de padre y muy señor mío que en el mejor de los casos te lleva al cadalso y en el peor frente al tribunal de la inquisición. Imagínense frente al sanedrín podemita de Ione Belarra, Irene Montero,  Alberto Garzón y Pablo Echenique "chúpame la minga, Dominga, que vengo de Francia", el más pintado se rila por la pata abajo. La mar arbolada en Podemos es tan endémica que ni cuenta nos hubiéramos dado de no ser por el affaire Rodríguez, que ha dejado al aire las vergüenzas internas de los morados. Que la Presidenta del Congreso, Meritxell Batet, técnicamente del PSC, prácticamente del PSOE, haya decidido quitarle el acta de diputado al canario y acto seguido hayan saltado las costuras de Podemos era algo que ni yo había previsto. Pero ahí está, entre querellas delirantes, dejación de funciones y que su partido ha dejado tirado como una colilla al bueno de Alberto, a Yolanda se le han puesto las cartas boca arriba sobre la mesa; la habrá nombrado el dedo sagrado del macho alfa pero aquí manda la Mamma y la gallega aún no es nada en Podemos. Las elecciones internas en el partido de los circulicos las carga el diablo y las maneja Echenique "chúpame la minga, Dominga, que tiene sustancia", que no sé qué es peor, por lo que si a la Mamma se le inflan las gónadas a Yolanda no le amparan ni los estatutos. Para colmo de males, se ha metido o la han metido en un berenjenal con lo de la derogación de la reforma laboral del que no es posible salir indemne: o se quema políticamente porque se ha envainar la reforma sin vaselina porque la UE no va a tragar con la derogación ni por un milagro; o se quema políticamente porque se rompe la coalición de Gobierno por su cabezonería y empecinamiento - y ya verás como la Mamma sale al rescate con su sabiduría, moderación y savoir faire -. En este momento a Díaz no le llega la camisa al cuerpo y ya ve en lontananza su despacho de abogada en CCOO esperándole y lo que es peor, a su padre espetándole: "te lo dije", que es lo más humillante. 

Sea como fuere, la esperanza blanca de la izquierda roja es una estrella rutilante que puede explosionar como una supernova y convertirse en un agujero negro. Todo dependerá de dos factores concomitantes: uno, su habilidad para marcarse un Felipe González - recuerden lo de "La OTAN de entrada, no" - en la espinosa cuestión de la derogación de la reforma laboral; y dos, la gestión de la dinámica interna de Podemos, IU, el PCE, las confluencias, el grupo confederal y la madre que parió a Paneke, porque eso es una olla de grillos siempre a punto de explotar, que ríete tú del volcán de La Palma. Ya verás tú qué movida cuando la regeneración de la democracia, que Podemos y Ciudadanos tenían por bandera, la tenga que hacer Vox. No dirán que nadie se lo advirtió. 


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