OUTFIT RURAL DE LA ULTRADERECHA

Uno, que es un poco, o tal vez "un mucho", ingenuo y cree que la democracia liberal es el mejor de los sistemas políticos hasta el momento inventado, tiende a pensar que los partidos políticos son herramientas de participación ciudadana en la política. En este sentido, creo que los partidos políticos vehiculan intereses, aspiraciones y objetivos de la sociedad, cada uno con los suyos, de manera que en el Parlamento, que para eso se llama así, se consensúan las leyes que son resultado de ese debate de ideas. En democracia, incluso, cabe el debate sobre si este sistema es como digo el mejor de los posibles o cabe hablar de alternativas, por eso hay, o puede haber, partidos políticos no sé si antidemocráticos pero sí por lo menos que proponen un sistema alternativo. En este sentido, el Parlamento español ha dado entrada al populismo, tanto de derechas como de izquierdas, y no solo en partidos concretos sino como fenómeno transversal. Podemos no fue el primero pero sí el que con más éxito tiró de este recurso para hacerse un hueco en el arco parlamentario, primero apelando a una supuesta transversalidad ideológica que aspiraba a sustituir el viejo eje izquierda-derecha por el de "los de abajo - los de arriba", para pasar después a asumir aquél y situarse a la izquierda del PSOE, donde antes se había situado IU y antes el PCE. VOX, es el segundo partido que recurre con notable éxito a las tesis populistas, eso sí, situándose desde el principio en la derecha y dándose ciertos tintes "revolucionarios" que apelan en el inconsciente colectivo a los partidos de ultraderecha o directamente fascistas. La pose rebelde, la táctica de denunciar los "complejos" de la derecha tradicional española que representa, o quiere hacerlo, el PP y la búsqueda de conexión con el agro, con lo rural, definen grosso modo la propuesta política de VOX. Una de las imágenes que ha dejado este partido recientemente es la de sus líderes más destacados en la campaña electoral de Castilla y León, así como tras la pancarta de una manifestación del "mundo rural" en Madrid, reivindicando su importancia y denunciando la falta de apoyos por parte del Gobierno. Ha sido el particular "outfit", que dicen los modernos, de los representantes de VOX lo que ha fijado la atención de los medios de comunicación y las redes sociales, ya que su vestimenta apela a su marco mental en el que ubican el mundo rural, la España Vaciada que se dice ahora, y que está más cerca de la película "Los Santos Inocentes", de Mario Camus, que de la realidad de unas gentes del campo que no llevan uniforme.

Antonio Machado decía que España era en el fin de siècle un país de charanga y pandereta, por eso los españoles nos hemos volcado en lo que mejor sabemos hacer, chistes, memes y vídeos ocurrentes en los que nos reímos de estas imágenes. Nos podemos y nos debemos reír de la concepción del mundo rural que tiene VOX, que lo ve como lo hicieron "los señoritos" de la España del siglo pasado y por eso se visten como si fueran a participar en una montería exclusiva para gente de bien, más preocupados por conjuntar colores y texturas que por desempeñar las tareas propias del espacio en el que se ubican. Y podemos pensar que estas fotos producen vergüenza ajena en unos políticos que dejan traslucir su clasismo y su desprecio por el populacho, también el rural, ya que su lugar está entre los terratenientes ricos y no entre los jornaleros pobres. Pero no podemos menospreciar a los propagandistas de VOX ya que tienen claro cuál es su objetivo y a quién se dirigen, y saben que esas imágenes que a nosotros, los urbanitas de izquierdas, nos repelen a sus potenciales votantes les parecen inmejorables. Si a esto añadimos que la izquierda en España se ha ido replegando a los grandes núcleos de población, centrándose en representar a los digámoslo así "urbanitas progres" ilustrados, que - y me incluyo en este grupo - piensan que las lechugas crecen en el supermercado y que lo más cerca que han estado de una vaca es la tapa de una conocida marca de quesitos, el cóctel no puede ser más explosivo. El mundo rural se ha desconectado de la izquierda universitaria que debate en el local okupado del centro histórico sobre filosofía y se ha ido acercando a la derecha montaraz del señorito a caballo que recorre sus plantaciones, viendo cómo se desloman sus jornaleros a cambio de un chusco de pan duro. En realidad el señorito a caballo es más perjudicial, más dañino para sus intereses, pero a la vez más cercano, más reconocible, más en definitiva previsible. Esto que estoy señalando son tendencias de trazo grueso, movimientos generales a largo plazo, no hablo de circunstancias particulares ni hechos concretos sino de sinergias de esas. Tan alejada de la realidad está la concepción del mundo rural que tiene VOX como la que tienen en PODEMOS y en ciertos sectores del PSOE, ya no hablemos de los "posmos" de ciertos grupúsculos de iluminados que se alimentan de tofu y hamburguesas hechas con harina de saltamontes a la brasa. Que no hubiera nadie, con nadie quiero decir ninguno de los representantes de los partidos de izquierdas, de la izquierda en la manifestación del rural ilustra la dejación de funciones y el orden de prioridades de la vanguardia de la clase obrera. Una invitación a la ultraderecha rancia y carpetovetónica a ocupar el hueco que no ha caído en saco roto porque serán muy fachas pero poco tontos. La gente que vive en los pueblos, digámoslo sin tapujos, están hasta las meninges de tanta soplapollez chachilerendi de la izquierda performativa cosmopolita y urbana. La propuesta de la ultraderecha no es precisamente beneficiosa, ni para el campo ni para la clase obrera - solo aprovecha a los señoritos a caballo -,  pero resulta reconocible porque opera en las mismas coordenadas sociales, en el mismo marco conceptual, con las mismas claves. La ultraderecha ha sabido recoger el guante y ha lanzado un órdago cuando ha sentido que podía ganar la partida. 

Quienes hemos estudiado Historia, con mayúscula, sabemos que desde la primavera de 1937 lo único que quedó en pie de la Falange machirula, viril, imperial y trabucaire fue la Sección Femenina, dirigida por doña Pilar Primo de Rivera, hermana del fundador e hija del dictador. El dictador fue don Miguel Primo de Rivera, ni puta idea tenéis de quién fue ese ¡Eh! Pájaros. Pilar Primo de Rivera iba repartiendo el manual de la buena esposa en el Estado Nuevo pero ella nunca se casó, siempre vivió rodeada de mujeres y tuvo mando en plaza sobre los hombres de su partido. Lo único que queda en pie del Podemos del "Nosotras" es Pablo Iglesias, que está en casa, haciendo podcasts con sus chachi amigos de la prensa que detesta porque para él es de derechas y da de comer a Eduardo Inda, y dice que como ya no es político ahora puede decir la verdad. La verdad, amigos, es que la ultraderecha nos ha metido un gol por toda la escuadra y en fuera de juego pero el árbitro está mirando a los medios y no se ha dado cuenta. A ver si al final, después de tanto criticarnos, lo único que queda en pie de la izquierda somos los rojipardos.

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