CON FLORES A MARÍA

No hemos venido a las redes sociales a hacer amigos sino todo lo contrario, a sembrar discordia porque hacerlo supone obligarse a pensar, a debatir, a buscar información y a contrastar ideas, a veces a hostias pero sea como fuere a discutir. Siempre es bueno discutir porque uno descubre que la verdad no existe, es una convención social como resultado de la confluencia de las diversas verdades individuales que se contrastan en las interacciones sociales. Hoy toca el siempre espinoso tema de la religión, en concreto de la religión católica, que es la de mayor implantación en España y que tiene una larga y extensa tradición y arraigo en nuestro país. En concreto lo que se refiere a las tradiciones religiosas que se han popularizado, con la aquiescencia si no franca colaboración de la Iglesia Católica, llegando a convertirse en actos ciudadanos cuyo cariz religioso queda muy diluido. Este es el caso de la ofrenda floral que en Las Fallas de València se celebra en honor a la Virgen María, se trata de un acto religioso que instauró el régimen franquista en 1941 dentro del proceso de catolización iniciado tras la guerra civil de 1936-1939, que en el País Valenciano (hoy Comunitat Valenciana) fue especialmente intenso dado que esta zona fue de las últimas que cayó en la guerra. De ahí que la Iglesia Católica, cuya influencia en el régimen franquista era de notable a sobresaliente, se marcara un "win-win" para el dictador y para la institución, que se usaron mutuamente para conseguir sus fines y objetivos. En este sentido, valga un breve excurso histórico para señalar que nuestra civilización, es decir, nuestra manera de entender la vida y las relaciones humanas, bebe de Roma - vale, hay quien opina que la cuna hay que ubicarla en la Grecia Clásica pero yo no estoy de acuerdo -, la Ciudad Eterna, la Urbe, el corazón del Imperio, y en él la religión antes de la conversión al cristianismo del emperador Teodosio a finales del siglo IV era politeísta y en lo que nos atañe sincrética. El sincretismo de la religión romana se sustanciaba en que se apropiaba de las manifestaciones religiosas ajenas para incluirlas en sus ritos religiosos (el dios púnico Melkart es el dios romano Hércules), por eso el Cristianismo, que es también sincrético, celebra el nacimiento de Jesús Cristo el 25 de diciembre, el Sol Invictus romano, cuando la Biblia lo sitúa en primavera.

Es cierto que, como ocurre con la Semana Santa, la Ofrenda fallera a La Virgen - en València se le apoda cariñosamente "La Geperudeta", en castellano "La Jorobadita", otro día les digo el porqué; tiene que ver con una tumba - se ha secularizado con el visto bueno de la Iglesia Católica, que ya le va bien así, pero no deja de ser un rito religioso católico. Quienes participan en la Ofrenda a la Virgen en València, igual que quienes lo hacen en las procesiones de Semana Santa en Sevilla, no tienen por qué ser católicos practicantes - es bueno señalar que en ninguna otra religión existe esta categoría de fieles, si se pertenece a una religión la práctica se le presupone, como el valor en la mili -, ni siquiera tienen que ser creyentes porque el proceso de secularización ha sido bendecido tanto por las autoridades religiosas como por las civiles. No es extraño ver a altos representantes políticos de todos los colores ideológicos participar en la ofrenda, aunque se hayan declarado ateos o militen en partidos que defienden que el Estado y la Iglesia deben caminar por separado. Todos tenemos contradicciones y hemos de aprender a vivir con ellas. Otra cosa es lo que ha ocurrido en València estos días a cuenta de una polémica desatada porque una pareja de mujeres quería participar en la ofrenda vistiendo los trajes regionales - que es un tema sobre el que también podría decir algunas cosas pero creo que en este momento no toca, solo diré que el traje de "Saragüells" me parece maravilloso -, y aquí viene lo polémico, vistiendo una de ellas indumentaria masculina. No hace falta que entremos aquí a debatir sobre la postura de la Iglesia Católica en relación a la homosexualidad - lesbianismo en este caso concreto - porque ya la sabéis. Lo que sí hace falta tener en cuenta es que estamos, pese a que se ha consentido por todas las partes que se popularice, ante un rito religioso, es decir, ofrendar flores a la Madre de Dios para agradecerle cosas, se llama "exvoto". Ya que estamos, señalar que las Fallas son una fiesta religiosa, otra vez el sincretismo - busquen, busquen -, dedicada a San José, patrón de los artesanos entre otros cargos en el panteón católico. Para participar en la Ofrenda a la Mare de Déu dels Desemparats, la Geperudeta, hay que seguir una serie de normas de indumentaria básicamente ajustadas a los requerimientos de la Iglesia Católica, nada que objetar porque como digo estamos ante un acto religioso por mucho que se quiera desviar la cuestión. Y aquí es donde surgen las discrepancias. Mi amigo David asegura que es bueno forzarle la mano a la Iglesia Católica para que se modernice y acepte la homosexualidad, el lesbianismo y en definitiva la sexualidad humana natural pero yo no estoy de acuerdo no creo que sea legítimo ni moralmente aceptable forzarle la mano a nadie, prefiero convencer a vencer (de uno en uno, por favor - guiño, guiño -). La verdad no existe y por lo tanto no tiene dueño pero las creencias son dogma, por definición la verdad absoluta e indiscutible, porque sin dogma no hay fe y cada persona puede creer en los dogmas que considere oportunos, practicar las religiones que estime conveniente y participar en cuantos actos religiosos desee, nada que objetar, pero para ello deberá ajustarse a las normas, a los dogmas y a los cánones establecidos en cada creencia. Yo soy ateo pero no pretendo imponer mi ateísmo a nadie ni censurar la adscripción religiosa de nadie, no voy a presentarme en un acto religioso para que se haga según mis esquemas mentales y mucho menos voy a intentar forzarle la mano a ninguna creencia o religión organizada, porque intento ser coherente. Es cierto que en alguna ocasión me ha tocado ser incoherente por motivos ajenos a mi voluntad pero en esas circunstancias en las que uno se ha de bandear con sus contradicciones he sido lo más respetuoso posible con las tradiciones y los ritos católicos a los que me ha tocado asistir, de ninguna manera he ido a ver si se hacían según mis creencias o "no-creencias", según se mire. El respeto es la clave siempre para todo en la vida, por eso existen las bodas civiles, por ejemplo.

La Iglesia Católica no tiene más de dos mil años por casualidad sino porque ha sabido adaptarse a la coyuntura pero también ha adaptado la coyuntura a su realidad, ahí tienen los Acuerdos con la Santa Sede, de 1979, en el presente periodo democrático pero que digamos modifican el concordato de la Iglesia Católica con el estado Español de mediados de los años 50 del siglo XX, es decir en pleno franquismo; el "win-win" que les decía. Que en un futuro, siguiendo sus ritmos, la Iglesia Católica acepte la homosexualidad o que haya mujeres sacerdotisas, obispas e incluso papisas es un asunto que no me concierne, no soy católico, y sinceramente, no se me enfade nadie, me importa bien poco ¿Por qué voy a ir yo a transgredir sus normas en uno de sus actos para que lo hagan según mi voluntad - iba a decir "por mis cojones" pero es una expresión políticamente incorrecta - porque resulta que yo tengo la verdad de mi lado? ¿Qué gano yo con que la Iglesia Católica acepte la homosexualidad o la igualdad entre los sexos en sus filas? ¿Porque es que resulta que yo tengo la razón y ellos están equivocados? Yo creo que, efectivamente, tengo razón y ellos están equivocados, eso por supuesto, pero oigan, ellos están convencidos de que el equivocado soy yo. Y además, creo que hay cosas más importantes en la vida por las que luchar que el que tengas que pedir permiso a no sé quién - que ya es bastante humillante - para vestirte como te de la gana para ir donde quieras con quien quieres, que también manda huevos, a fin de que un acto religioso se haga según tus normas.

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