UN SEÑOR DE CÁCERES
El Parlamento español es más "Fest" que el de Benidorm y el de Eurovisión juntos, un show que no olviden que pagamos a escote y no es barato. El último vodevil chusco que hemos financiado y con el que echamos la tarde el otro día ha sido protagonizado por un señor de Cáceres, que se equivocó al votar y la lió parda. Tres veces negó al PP, su partido, como San Pedro negó a Jesús y a la tercera validó la reformita cuqui de Yolanda Díaz, la esperanza blanca de la izquierda cumbayá. Teodoro García llevaba unos días dando la turra a los dos diputados de UPN, el PP de Hacendado en Navarra, sabiendo que estaban enfadados por tener que acatar la disciplina de partido y votar Sí cuando el cuerpo les pedía votar No. Al final se los llevó al huerto, aunque no sabemos si hubo coyunda o no, en un inesperado giro de guión votaron No y desataron la euforia en la bancada de estribor. 40 segundos de gloria, 32 más de los que gozaron los independentistas catalanes cuando proclamaron la República catalana más breve de la historia, les duró la alegría a las derechas. Y entonces llegó Alberto Casero con las rebajas y mandó parar, se acabó la euforia, caras largas y Teodoro de los nervios perdiendo los papeles para acusar a Meritxell Batet y al PSOE de contubernio. 174 noes frente a 175 síes, entre los que se encontraba el de un señor de Cáceres que debería haber votado No, que era lo que le mandaba su partido, el PP, pero se le cruzaron los cables y le dio a Pedro Sánchez la victoria. Pedro Sánchez no tiene una flor en el culo tiene un invernadero y se crece en la adversidad para sacar petróleo de donde no hay sino aguas fecales. De no ser por el error en la votación del diputado del PP, que además es la mano derecha del todopoderoso García Egea, la cuqui reformita laboral se habría ido a la mierda. Aznar debe de estar mordiendo clavos mientras con la izquierda se aprieta el cilicio y con la derecha se fustiga con el flagellum; eso sí bien lubricado con vinos del país (esto es un chiste neorrancio).
El gobierno de coalición más progresista de la historia ha descubierto uno de los pilares de la democracia, el Parlamento. En democracia las leyes se aprueban en el Parlamento, que es el poder legislativo, no las aprueban los sindicatos, ni la patronal, ni las asociaciones de vecinos, sino los votos de los diputados y las diputadas y de los senadores y las senadoras. La negativa a aprobar la cuqui reformita laboral de la ministra performativa por parte de ERC, EHBILDU y del PNV, que conforman la llamada "mayoría de la investidura" - un contexto en el que el PNV es considerado progresista y a veces hasta de izquierdas - obedece al hecho de que el gobierno dio más preponderancia a la patronal que a esos partidos políticos y les ofreció lentejas en el menú del trágala. Hay que tener en cuenta que en octubre de 2021 Yolanda Díaz se plantó en el Congreso de CCOO y dijo: "Vamos a derogar la reforma laboral a pesar de todas las resistencias". Esto es consecuencia de que en el acuerdo de gobierno entre PSOE y UP se había puesto negro sobre blanco, igual que en el acuerdo del gobierno con EHBILDU, la derogación de la reforma laboral del PP de 2012. La esperanza blanca de la izquierda performative laclausiane firmó sin embargo un acuerdo con la CEOE, UGT y CCOO, bendecido por Ana Botín y el IBEX35, que para darle a la UE por su comer y que aflojaran la pasta desde Bruselas daba continuidad a la reforma laboral del PP con algunos cambios, que no lo voy a negar son importantes. El problema es que el gobierno no tiene mayoría absoluta en Las Cortes y necesita del apoyo de sus socios por lo que inevitablemente debe pactar la aprobación de las leyes que lleva al Pleno. Como han podido comprobar en esta ocasión y pese a las reiteradas veces en que Gabriel Rufián (ERC) se lo advirtió, las imposiciones basadas en la amenaza de que vienen los fachas no resultan y lo único que funciona es la negociación. Con el PNV lo mismo. Esto ha obligado a la coalición de gobierno a pactar con Ciudadanos, lo que más le gusta a Podemos, y lo que es peor con UPN, que es como el escorpión del cuento de la rana que quería cruzar el río. UPN ha picado a la rana y se ha ahogado en el río pero por la baraka que tiene Pedro Sánchez la rana ha salvado los muebles in extremis y por un autogol del PP, lo que en términos futboleros se llama "la suerte del campeón", pero no todos los días son fiesta ni todo el monte es orégano.
Gabriel Rufián, que es un pozo sin fondo de memes y zascas, nos ha regalado en Twitter una frase lapidaria impagable: "Si vendes una moto pero es una bici estás intentando estafar". La cuqui reformita laboral performativa es una buena bici, de eso nadie puede ni debe dudar, pero no es la moto que decían que vendían. A la gente no le gusta que le intenten estafar ni que le den gato por liebre, por lo que poco le ha pasado al gobierno para lo que podría haber sido. No sabemos cuánto le queda a la actual legislatura pero algunos puentes que eran imprescindibles se han roto y ya se sabe que cuando se pierde la confianza el respeto se va por el sumidero. A los socios del gobierno ya no les va a valer con la palabra, ni siquiera con los acuerdos firmados, para confiar en la coalición van a exigir más garantías; el PP va a ganar dos escaños de una u otra forma; y los fans de Podemos va a tener que hacer malabares para justificar que han pactado nada menos que la reforma laboral de Yolanda Díaz con Ciudadanos, a ver cómo se come este sapo su electorado.
Comentarios
Publicar un comentario