FELICIANOS

La alegre muchachada podemita y su brazo mediático, tanto el secular (los medios de comunicación clásicos) como el regular en todos los sentidos (la Brunete tuitera), llevan unos días intentando sostener el argumento de que enviar armas a Ucrania es un error. Aseguran estos felicianos, cuqui progres de salón de té residentes en un mundo poblado de unicornios rosa voladores que se alimentan de algodón de azúcar, que para detener la invasión rusa de Ucrania hay que abrazar al psicópata ruso y decirle sensualmente al oído que lo amamos. Las lideresas de Podemos, Ione Belarra e Irene Montero, tanto monta monta tanto, al alimón con el siempre ocurrente bufón del nunca suficientemente llorado emérito Amado Líder, piensan - es un decir - que lo mejor para detener la invasión es que los ucranianos depongan su incomprensible actitud hostil y acepten que no tienen nada que hacer contra el todopoderoso ejército rojo, perdón, el ejército ruso. Los morados y sus plumillas apesebrados a base de soma adulterado no cejan en su empeño y difunden con inquebrantable cansinez el mantra de que decir "no a la guerra" equivale a que los ucranianos se entreguen sin resistencia. Los felicianos dicen que enviarles armas ofensivas a los ucranianos lejos de ayudar a parar la guerra lo que hace es "escalar el conflicto"; esta es una expresión que repiten mucho con la esperanza de que al final Goebbels tuviera razón pero no es así, una mentira siempre será una mentira independientemente del número de veces que se repita. Se ve que algún general retirado, por lo que he visto bien entrado en la senectud, ha tenido por fin sus quince minutos de gloria y ha podido lucir el medallero y su cursus honorum en horario de máxima audiencia, repitiendo el argumento de que lo mejor que pueden hacer los ucranianos es rendirse mansamente y entregarle su país a Putin sin condiciones. Quédense con la idea, un general del ejército español dice que ante una invasión lo mejor es rendirse sin más, saquen ustedes sus propias conclusiones. A ver, bien mirado es cierto stricto sensu que si Ucrania se rinde se termina con la guerra ipso facto porque como todo el mundo sabe "dos no pelean si uno no quiere", claro que también se obtendría el mismo resultado si Rusia se deja de invasiones y guarda sus pepinos explosivos donde estaban; también se acaba todo esto si nos invaden los extraterrestres o cae ya el puto meteorito que llevan prometiéndonos estos años. Lo que pasa es que la realidad es tercamente refractaria a estos delirios etílicos y se empeña en que los problemas complejos no tengan nunca una solución sencilla. Lo habitual es que cuando un país invade a otro éste se defienda y luche contra el invasor con todo lo que tenga, eso sí siempre que no esté al mando un general español, claro.

En este momento el ejército ruso, que es muy superior a las fuerzas armadas ucranianas tanto en número como en medios, las está pasando putas para ir avanzando en su invasión precisamente por la aguerrida resistencia del ejército ucraniano. Los ucranianos resisten disparando contra los invasores balas, misiles, bombas y hasta cócteles molotov, piedras e incluso poniendo sus cuerpos frente a las columnas de blindados rusos. Los ucranianos están muriendo para defender a su país de la agresión rusa pese a su evidente inferioridad militar, cosa que debe de parecerle sorprendente al general retirado de abultado currículum en la milicia. A mí, que no terminé la mili y me licenciaron antes de hora porque soy asmático, no me sorprende que los ucranianos se resistan a regalar su país a los rusos pero ya les adelanto que yo soy más del general español y si pongamos por caso a los portugueses les diera por invadirnos mi general y yo nos rendimos de inmediato y ahí os quedáis con el marrón. Supongo que en los calabozos de los portugueses me encontraré con la cúpula de Podemos y otros altos mandos militares de nuestro valeroso ejército, así podremos hacer una asamblea para decidir el lema de nuestra manifestación ante el despacho del alcaide o como se diga en portugués. Que dirán ustedes que soy un mierda y un cobarde "escagarruziao" pero nada de eso, en realidad como dice Eche - es que los amiguis llamamos así a Pablo Echenique en la intimidad mientras cantamos esa jota que dice: "chúpame la minga, Dominga, que tiene sustancia" - el valiente soy yo y ustedes son los cobardes que tiran por el camino fácil. Desgraciadamente no todos en Podemos tienen tan firmes convicciones como Eche y amigos, por ejemplo, Yolanda Díaz dice que lo mejor es enviarle armas a los ucranianos para que sigan resistiendo al invasor como puedan y hasta cuando puedan, a ver si a Putin le crecen los enanos porque una guerra cuesta un pastizal por cada día que pasa gastando munición y mantenimiento del material y de los recursos humanos, enfoque en el que coincide con Pedro Sánchez, el presidente del gobierno. Y en esto los felicianos ya no son tan cuquis y no se andan con exquisiteces ni abracitos amorosos, que en esa coyuntura tiran de chaira de abajo arriba y te echan las tripas a un canasto para defenderse contra la disidencia. Ya veremos lo que tarda Yolanda en mandar a "espigolar" a los felicianos de su partido - sí, ya sé que el partido de Yolanda es el PCE y que no está afiliada a Podemos ni a IU - y monta su escisión como ha hecho, entre otras, Teresa Rodríguez, la reina en el Sur. También, Yolanda podría marcarse "un Pedro Sánchez" y arrebatarle el partido a la marquesa de Galapagar y a Él, el Amado Líder consorte, porque igual se aplican su propia teoría y se entregan a las huestes de la gallega sin lucha cuando se presente para invadirlos; hay que ser coherente en la política y en la vida. Ucrania sería hoy un país feliz, mejor dicho una colonia rusa feliz, si en vez de a Zelensky los ucranianos hubieran elegido a uno de los felicianos para presidente porque hubiera entregado el país a los rusos y les hubiera dado de regalo unos chorizos de la orza, de esta manera no hubiera habido ni guerra ni na. Que vale que luego los rusos hubieran tenido manga ancha para hacer según su voluntad y que Ucrania se habría convertido en una parte de Rusia pero, oiga, siempre se puede convocar una alerta antifascista y manifestarse ante el Kremlin con ingeniosas pancartas y cánticos divertidos, que eso es sabido que soluciona todos los problemas porque el diálogo y la negociación todo lo pueden incluso cuando la otra parte no quiere.

No sé qué pasará ni si como dicen algunos, la tercera guerra mundial ya ha empezado y acabará con el vuelo de los pepinos atómicos que devastarán La Tierra (La Tierra es La Yeni del Sistema Solar, ningún otro planeta lleva artículo en su nombre) y la convertirán en un erial improductivo, como Marte. Lo que sí sé es que en caso de que, no quiera Dios, Putin y su ejército se planten en los Pirineos y llamen a la puerta mi general, Belarra, Montero, Echenique y yo les vamos a abrir la puerta y con una sonrisa les daremos las llaves. Así se evitará la guerra, el derramamiento de sangre y el sufrimiento de la población, nos quedaremos sin soberanía ni país pero oiga siempre podremos hacer una asamblea en la plaza para ver qué sorpresa le preparamos al sátrapa por su cumpleaños. Y si ustedes, por alguna incomprensible pulsión heteropatriarcal decidieran ir a la guerra, como Mambrú, pues también respetaremos su decisión, ¡faltaría más!, pero han de saber que no les daremos armas ofensivas así que tendrán que enfrentarse al ejército rojo, perdón, al ejército ruso insultándolo muy fuerte y groseramente, a ver si así. Paz y amor, bro.

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