Y OTRO 14 DE ABRIL

El 14 de abril de 1931 se proclamó la Segunda República Española (la primera fue en 1873-74), un oasis democrático entre dos dictaduras, la del general Miguel Primo de Rivera (1923-1930) y la del general Francisco Franco Bahamonde (1939-1975), que supuso un intento fallido de hacer de España un país mejor. 91 años después, de los que 44 han sido de monarquía parlamentaria, los republicanos seguimos sin ver cerca la Tercera República Española, tanto por aciertos ajenos como por errores propios. Para ser honestos debo reconocer que los republicanos en general y yo en concreto no hemos hecho los deberes y a día de hoy, que yo sepa, no hay "plan b". Y hay que tener bien presente que La República no va a venir por sí misma, hay que traerla, y sinceramente no veo yo que estemos empujando ni estirando sino remoloneando. Sacar la banderita, ponerse camisetas con la banderita, lucir pins con la banderita o ajustarse una pulsera con la banderita no sirve para nada salvo para lucirse uno con sus coloritos, lo digo porque me da la impresión de que el republicanismo español es más folclórico que efectivo. Una prueba más que evidente de lo que digo la podemos encontrar en el momento en que el rey, que sigue siéndolo aunque ya no sea Jefe de Estado - terminología falangista, dicho sea de paso -, Juan Carlos I, en 2014. Si los republicanos hubiéramos estado preparados, y no diréis que no se veía venir, ese momento fue el propicio para derruir la monarquía y proclamar la Tercera pero ¿qué hicimos? pues la performance habitual de los trapitos de colores, aderezada con una pléyade de sesudos artículos de ontología tertuliana publicados por notables intelectuales de salón de té y pastitas en el Ateneo. Fuegos de artificio y salvas con pólvora de rey, nunca mejor dicho, más para consumo propio que para avanzar en unos objetivos que deberían ser compartidos. Y ya ni te cuento la plaga "flower-power" podemita con sus idioteces sobreactuadas y tonterías ad hoc para sus alegres y despreocupados desfiles "antifascistas".  Así más que miedo, queridos, lo que damos es pena.

Casi un siglo después de la segunda experiencia republicana en España, los republicanos conmemoramos otro 14 de abril sin que en lontananza se vea otra cosa que la perpetuación monárquica, eso sí ahora en la futura Leonor I de España, que ahí sí que vamos a ser igualitarios a tope aunque a la fuerza porque el rey actual, Felipe VI, y su esposa, Leticia, la reina consorte, no han tenido hijos varones ni parece que los vayan a tener. Tal vez deberíamos pensar, bueno yo no que ya estoy cansado, en por lo menos desatomizar el destartalado espacio político del republicanismo español y articular una alternativa si no seria sí al menos creíble y solvente por si en el futuro se le torcieran las cosas a la monarquía. Para eso se debería empezar por un aspecto que considero fundamental, atraer al republicanismo a las derechas democráticas o, dicho de otra manera, a la parte de la sociedad que se declara o considera de derechas y demócrata. Es evidente que los partidos de derechas en España son o se declaran monárquicos y también es evidente que entre las personas que votan a los partidos de derechas hay republicanos. Claro que esto ocurre en sentido contrario en las izquierdas, que albergan en su seno a muchos monárquicos aunque no lo declaren por aquello de la deseabilidad social, habida cuenta de que las derechas han hecho dejación de funciones en este aspecto. No voy a negar que esto que digo es muy complicado porque la transversalidad de las ideas republicanas permite que los republicanos convivamos en los partidos políticos con los monárquicos, toda vez que la dicotomía República-Monarquía está en muchos casos si no superada sí al menos postergada para mejor ocasión. Pero sí es necesario hacer pedagogía al respecto e incidir en la realidad de que la República no es de izquierdas ni de derechas sino un modelo de organización del Estado y de la sociedad alrededor de unas ideas que seguro que compartimos una inmensa mayoría, independientemente de nuestra inclinación ideológica en el continuo izquierda-derecha. La igualdad, la libertad y la fraternidad, entendidas en sentido amplio, seguro que son ideas compartidas por personas de izquierdas y de derechas, por lo que no debería ser tan complicado unir en su defensa a una mayoría de la sociedad española si hubiera un proyecto republicano sólido. Eso sí, para ello es necesario huir de enfrentamientos estériles y de etiquetas estigmatizantes que lo único que hacen es ahuyentar a la gente y poner barreras donde debería haber puentes. O sea, recapitulando, hoy el mayor problema que en mi opinión tenemos los republicanos en España es el automatismo de adscribir la República a la izquierda porque en ese tránsito se nos van quienes siendo republicanos no son de izquierdas y para esta tarea los necesitamos, no sé si me explico. La República solo va a proclamarse sobre una mayoría social, independientemente de los partidos políticos, que comparta un acervo ideológico común basado en la tríada republicana, que sin la más mínima duda es compartida por todos los demócratas. Es más que necesario, vital, adscribir el republicanismo a la idea de democracia y no a la de izquierda porque solo de esa manera podremos empezar a soñar con un tercer periodo republicano. Claro que ahí vamos a tener que lidiar con los egos de las baronías taifeñas (me refiero a la miríada de partidos republicanos, guardianes de las esencias y revolucionarios de pacotilla) que son muy refractarias a ceder el poder que  han acumulado en sus cortijos, pero nadie dijo que esto iba a ser fácil.

Tengo más que claro que no voy a poder cumplir mi sueño de ver la Tercera República española pero sí creo que en un momento u otro, en el futuro lejano, España va a ser una república porque estoy convencido de que la evolución de las democracias occidentales, aunque volvieran a triunfar los fascismos, conduce inexorablemente a ese destino. Para eso será necesario puentear a los partidos políticos ya que estos aspiran a mantener el statu quo por intereses crematísticos propios ya que tienen que alimentar a su grey y no van a meterse en estas aventuras. Ya sabéis el mantra goebbelsiano de que "no es el momento" para preguntar sobre si queremos seguir en una monarquía o queremos avanzar a una república. Nunca será el momento porque están presos del "gatopardismo" político, que por otra parte siempre les ha sido propicio para sus cosas. En fin, compañeros y compañeras, republicanas y republicanos, en este nuevo 14 de abril os deseo Salud y República.

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