SEDE VACANTE

En todas las tertulias televisivas, ahora dedicadas al fallecimiento del Papa Francisco, a los entresijos de El Vaticano y el funcionamiento de la Iglesia Católica en general, doctos tertulianos, todólogos, andan enfrascados en sesudos debates digamos pseudo teológicos sobre los grandes temas que han preocupado a la humanidad desde sus albores. Como diría el meme, ya se han cansado de ser expertos en geopolítica y ahora son expertos en la Iglesia Católica. Uno de los asuntos que ha generado más ríos de tinta, permítanme la frase hecha, es el carácter progresista o conservador del papado de Francisco. Vamos a ver, almas de cántaro, que estamos hablando del Papa, el representante de Dios en la tierra, faro de la cristiandad y monarca absoluto de la Iglesia Católica, una institución milenaria  - nada que ver con "el tontico de los ovnis" -, que si por algo se caracteriza es por su inmovilismo doctrinal. El Papa ni es conservador ni progresista, es más inmovilista o aperturista y no siempre ni en todos los campos. Un poco de rigor, hombre, por favor.

El Vaticano es el país más pequeño del mundo y la última monarquía absoluta que queda en lo que denominamos Occidente. Una monarquía electiva, que no democrática, al estilo de las monarquías germánicas antiguas y similar a la del Sacro Imperio. El Papa, no obstante, una vez elegido por los princeps de la Iglesia, los cardenales electores, tiene más poder en su ámbito del que tenía el Emperador, aunque existen factores correctores, como los que descubrió Juan Pablo I, entre otros Papas corregidos. Pero, por mucho poder interno que tenga el Papa, lo que nunca hará ninguno, sea aperturista o inmovilista, es contravenir la doctrina, alejarse o siquiera apartarse del dogma. El Papa Francisco tampoco. En realidad, Francisco ha sido un Papa mucho más radical en su catolicismo que Benedicto XVI o Juan Pablo II porque se ha ceñido con mayor rigor que sus predecesores al tenor del Evangelio, sobre todo el Nuevo Testamento. Francisco ha entendido la Iglesia como lo que en origen y stricto senso es, o debería ser, el conjunto de los fieles y no la Curia. Eso no es progresista, es radical, en todos los sentidos de la palabra, ortodoxia pura. Francisco ha orientado su papado a los desfavorecidos, a los migrantes, los refugiados y los marginales, como dice La Biblia: "es más fácil que un camello pase por el ojo de una 'aguja' que un rico entre en el Cielo" y esto no es progresista, es riguroso. Francisco ha criticado duramente el capitalismo, como Cristo echó a los mercaderes del templo, porque adoraban a otro dios, el dios dinero, y pecaban de avaricia, un pecado capital. Todo esto, lejos de ser "progresista" es ultracatólico. Los que no son ultracatólicos son los integrantes de la Conferencia Episcopal Española, porque sólo los ateos estamos tan lejos del catolicismo. Políticamente, la CEE está en la ultraderecha o más a la derecha, pero religiosamente o, mejor dicho, católicamente, está fuera del dogma, son herejes. 

El Cónclave se realizará en breve, los cardenales electores nombrarán un nuevo primus inter pares y "aquí paz y allá gloria". A rey muerto, rey puesto. El rey ha muerto ¡Viva el rey! Y tal, Pascual.  Y dará lo mismo si el nuevo Papa es progresista o conservador, inmovilista o aperturista, porque lo que no será es otra cosa que el rey de El Vaticano, representante de Dios en la Tierra, faro de la cristiandad, martillo de infieles y herejes, y el único monarca investido por la gracia de Dios e infalible. Todo lo demás son fuegos de artificio, una cortina de humo tras la que se queda una institución que ha sobrevivido durante más de dos milenios. Con un par.

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