HABEMUS PAPAM
Ya lo tendríamos, habemus papam, que es un acontecimiento mundial, se ponga quien quiera como se quiera poner. El Papa, ya lo he dicho antes, es el último monarca absoluto que queda en Europa y, en general, en las sociedades occidentales, jefe del Estado Vaticano y faro de la cristiandad. En fin, la cosa es que la Iglesia Católica, aunque no me guste admitirlo, sigue siendo un referente internacional, incluso para los países que declaran profesar otra fe. Lo que me resulta más sorprendente, sobre todo como ateo y apóstata, es que algunos políticos, que dicen ser como mínimo agnósticos, estén pidiéndole al Papa que haga cosas del amor y la paz. Sinceramente, lo que haga o diga el Papa solo debería ser relevante para su parroquia, para los creyentes y los fieles de su religión, al resto nos la debería traer al pairo. No es así, ni por asomo, y hay que asumirlo, El Vaticano ejerce influencia sobre el resto del mundo, aunque esa influencia sea limitada y en la mayoría de los casos solo como horizonte moral, pero influencia al fin y al cabo. Hay que recordar que España tiene firmado un Concordato con el Estado Vaticano, que es un tratado internacional y que, como ocurre con el resto de tratados internacionales que ha firmado el Reino de España, nos obliga a cumplirlo incluso pasando por encima de nuestra maltrecha Constitución. Como diría el padre Merryn: "El poder de Cristo te obliga".
Pues nada, que el Cónclave de cardenales ha elegido como Papa a León XIV, artista antes conocido como cardenal Prevost, estadounidense de nacimiento y peruano de adopción, de madre de ascendencia española y padre francés, en mi humilde opinión contra todo pronóstico. En este sentido, ha sido decepcionante que no hayan tenido el cuajo de elegir como Papa al cardenal guineano Robert Sarah, total porque es negro. Seamos serios, que estamos hablando del Papa, el cardenal Parolin era el caballo ganador y se quedó en cuadras, esto es así como que hay Dios. Seguro que hay alguien que ya lo sabía, que Íker Jiménez y su troupe de frikis fascistas estarán dando la turra con las profecías de San Malaquías - más falsas que un euro de madera - y que Antonio Maestre estará buscando coincidencias numerológicas con el fascismo. No conviene perder el tiempo con idioteces, pero lo dejo a su docto criterio, sabio lector. Sea como fuere, parece que el nuevo Papa es un Papa de consenso entre el sector más tradicionalista y el más aperturista, un Papa que no va a romper con la obra iniciada por Francisco I pero que tampoco va a profundizar por ese camino más de lo estrictamente necesario. Hay que tener presente que hablamos de la Iglesia Católica, no de un club gastronómico, y que en consecuencia el margen de maniobra es escaso. Que ahora, según la orientación ideológica, cada quién vaya a intentar arrimar el ascua a su sardina y corra a apuntarse al equipo ganador es solo parte del juego de la diplomacia internacional. De lo que se trata es de mantener las mejores relaciones posibles con un Estado, El Vaticano, que aunque es el más pequeño del mundo y no tiene ejército, lo que tiene es más de mil millones de fieles, que es un mercado como mínimo respetable. No se rasguen las vestiduras. Vale que, según La Biblia, Jesucristo echó a patadas a los mercaderes del templo pero en el contexto actual, en el que el capitalismo es hegemónico, hasta Xi Jinping, Jefe de un Estado "comunista" - entrecomillo comunista a propósito -, va a pasar por la Plaza de San Pedro a besarle el anillo al Papa. En este sentido, creo que va a ser divertida la relación de León XIV con El Imperio, con los USA, al menos mientras esté en el poder Donald Trump, que ya que hablamos de mercaderes éste es Papa de los mercaderes amén de Emperador del mundo. No parece, en principio, que el nuevo Papa sea del gusto del Emperador, ni que Trump sea precisamente un virtuoso en el arte de la diplomacia, pero. Y también va a ser interesante ver cómo van las relaciones con las iglesias protestantes, ortodoxas y demás variantes del cristianismo, sobre todo por lo que respecta a la Iglesia Anglicana y a la Iglesia Ortodoxa rusa. Y ya que estamos en faena, también puede ser relevante cómo vaya la cosa con la Conferencia Episcopal Española, que no es precisamente un nido de rojos, ustedes ya me entienden.
Bien, esperemos que una vez elegido Papa, que además es relativamente joven - 69 años es para un Papa como la adolescencia para una persona normal - y da para prever un reinado largo, dejen de darnos el coñazo con el asunto y volvamos a la normalidad informativa. Yo ya estoy un poco saturado de Iglesia, cardenales y estas cosas rancias, también estoy hasta el moño de especiales informativos de Ana Pastor, que hay que decirlo todo. Hay "mucha plancha" todavía entre guerras, crisis económicas, la ultraderecha, los soplagaitas de las izquierdas cuqui y demás mandangas que nos están amargando la vida diaria, lo material vaya. Como dice el breve de Monterroso: "cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí". A ver si al despertar descubrimos que estamos viviendo una pesadilla, yo ya lo dejo ahí.
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