LA POLÍTICA DE LO COTIDIANO

 

Dijo Pablo Iglesias Turrión, exlíder de Podemos, allá por el no tan lejano 2015 que ellos, por los dirigentes de Podemos, estaban orgullosos de mirar a los ojos a sus compañeros de piso porque seguían viviendo en el barrio, saludando al panadero y al que les vendía el periódico porque no habían olvidado de dónde venían, de dónde habían salido, y dónde seguían estando. Ahora vive en un chalet en una lujosa urbanización de Galapagar y se forra dando conferencias con un caché,  por otra parte merecidísimo,  que ya quisieran otros. Laclau otra vez, es el gurú del populismo performativo de etiologia peronista sobre el que construye Podemos su discurso. En realidad es una trampa retórica porque es el mismo argumento que sostiene la delirante tesis de que para ser comunista hay que vivir en una chabola en descampado, alimentarse de tubérculos y raíces silvestres, y vestirse con hojas de parra; o la que estipula que para ser ministro de sanidad hay que licenciarse en medicina. Los representantes políticos llevan a las instituciones del Estado un proyecto ideológico de transformación socio-económica, basta con que se crean ese proyecto y militen en esa ideología, no hace falta que sean seres de luz, inmaculados y beatificos. Ese negociado pertenece a las religiones, cuyos representantes son paradigmas morales, referentes espirituales que deben llevar una vida estrictamente asociada a esa moralidad.  

No se trata de vivir como sino de vivir para. De lo que se trata es de que para representar los intereses de la clase trabajadora no hace falta vestirse como un peón de albañil, ni vivir en un piso de 70 metros cuadrados en un barrio periférico, ni cobrar 800 euros al mes. Para representar a la clase obrera hay que tratar de implementar políticas que favorezcan sus intereses y ojo no digo que Podemos no lo haya hecho, en cierta manera creo que de no haber entrado en el Gobierno ni siquiera se hubieran dado los tímidos avances que han sorteado las políticas identitarias pero tras el postureo siempre hay impostura. Se ha desplazado el foco a los significantes, dejando en un segundo plano el tenebroso mundo de los significados, que es una cosa que les tiene muy entretenidos a los laclausianos en su incansable lucha por la hegemonía y la seducción de los aliados laterales, afirmación-apertura. Lo que no dicen, porque no les interesa, es que Goebbels andaba también zascandileando con estas tontás. Al final de lo que se trata, siempre se trató de eso, es de vendernos una moto vieja tuneada para que parezca nueva y que cuando descubramos que fuimos engañados, para evitar la vergüenza de reconocer lo primos que hemos sido, digamos que la moto es nueva. Y hay que reconocer que han tenido un éxito si no arrollador sí notable, las cosas como son. Lo que pasa, y por lo que se les ha reprochado a veces con dureza, es que si predicas la pobreza no puedes vivir en la opulencia porque eso es una contradicción tan grande que genera disonancia cognitiva, la disonancia cognitiva conduce a la frustración y la frustración a la violencia. No es que se discuta si una persona puede ser rica y de izquierdas, que no está en discusión, al menos no entre personas medianamente civilizadas, sino que lo que se discute y con razón es el oxímoron que supone un significante con un significado aberrante como, por ejemplo: los dos partidos del Gobierno han acordado, así está negro sobre blanco en los documentos, la derogación de la reforma laboral que no será derogada sino que se irá modificando unas cositas por aqui y otras por allá. Son saltimbanquis de la política con mayúsculas, del arte de crear problemas donde no los había para implementar soluciones inútiles (Marx, Groucho). Por ahí anda Yolanda Díaz, la próxima Presidenta del Gobierno in pectore, enredando con juegos florales. Yo ya lo dije.

Tenemos por delante tiempos duros para la izquierda y no me refiero a los partidos políticos sino a lo importante, las ideas. Hemos dilapidado el escaso talento que teníamos en políticas identitarias, performaciones, honras compulsivas de la teoría marxista y estériles debates lingüísticos pero se nos ha escurrido como arena entre los dedos lo prioritario, la defensa de los intereses de la clase obrera. Luego nos preguntaremos por qué los obreros votan - que no son - a las derechas. Agárrense a las orejas del burro que se nos viene encima la caballería blindada del rey y nos va a arrasar. Eso sí, tontás que no falten, estamos a un paso del nacimiento de la plataforma de izquierdas definitiva, la izquierda plas. Que Dios o lo que sea nos pille confesaos. 

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